Cuento en esta ocasión con el escrito de una gran persona a la vez que buena estudiante y seguramente buena profesional en el ámbito sanitario en el futuro. Un saludo para ella y mis agradecimientos.
"La ciudad funcional: Colaboración especial
Una ciudad pienso que es simplemente un lugar donde vivir, no demasiado complicado ni sofisticado, más bien espontáneo, nacido de las necesidades de las personas que decidieron vivir en dicho lugar.
Una ciudad funcional sería una ciudad que “funcione”, y por tanto tenga una buena adaptabilidad, donde se satisfagan unas necesidades mínimas como son la alimentación, la vestimenta, la vida sana, la nutrición cultural, el oficio, los estudios, etc.… Es decir un lugar hecho espontáneamente donde hubiese supermercados, tiendas, espacios verdes, hospitales, teatros, cines, industrias, oficinas, universidades…, una buena comunicación (transporte público, red de carreteras), así como unos buenos servicios (llegada de internet, gas natural…).
En general pienso que las grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, pueden ser fácilmente adecuadas por su situación en la economía, comunicaciones o gobierno del país. Si una ciudad de este calibre no le es útil a sus ciudadanos pierde todo su carácter, se degrada y termina por no ser tan importante en los ámbitos anteriormente citados. Madrid, por ejemplo, tiene dos grandes universidades que a nivel nacional son importantísimas, en las que se pueden cursar la mayor parte de las carreras si no todas, es por tanto un referente para el resto de España, y es hacia donde migran muchos estudiantes de otros lugares del país; cumple así con lo que se espera de ella, ser el centro en funciones del país. Si una ciudad como esta no fuese capaz de responder de este modo, se hundiría, perdería habitantes y no tendría mucho sentido que fuese el centro de nada. Así, a mí me parece que por definición “una gran ciudad es una gran ciudad”; o, dicho de otro modo, una ciudad a la que se le otorgan responsabilidades, o crece y se muestra funcional aun siéndolo previamente, o se hunde y deja de tener dichas responsabilidades oficiales. Evidentemente todo es mejorable, o muy mejorable, sin embargo, destacan las mejores, a las cuales más se les demanda.
De los atributos que puede tener una ciudad yo elegiría: primero, la seguridad ciudadana; segundo, el cuidado de la salud y la sanidad pública; y en tercer lugar, la educación. Los elijo así porque pienso que cubren las necesidades primarias, no son las que más me interesan, pero su carencia sí produciría abundante turbación.
De mi ciudad, Aranjuez, cambiaría principalmente los transportes, la cercanía a otras ciudades, la educación, los espacios y actividades culturales y los espacios comerciales textiles.
Si enfocamos la ciudad desde un punto de vista médico es visible la disparidad entre unas y otras ciudades, pienso que no es tan preciso mejorar mucho una ciudad, sino equipararlas todas en la medida de lo posible. Por ejemplo, una máquina para hacer electrocardiogramas nos proporciona mucha información en ciertas alteraciones cardiacas, siendo muy barata la prueba, es decir, es una prueba básica que puede ayudar mucho para la salud del enfermo, sin embargo, en muchos pueblos (más que ciudades), no se dispone de dicho aparato, mientras en otras ciudades (hospitales) se disponen de aparatos caros (por ejemplo técnicas de ablación para supresión de tumores) que aún no están lo suficientemente aceptados entre la sociedad médica.
Desde mi humilde posición pienso no es necesaria la centralización médica, sino más bien la distribución adecuada, accesible y equitativa para todos de un servicio tan importante, básico y preocupante como es la salud.
Yo creo que otro aspecto de importancia en este campo es la profundización en un modelo psicosocial frente al actual modelo biomédico. Desde siempre se ha llevado a la práctica el modelo biomédico, en el cual priman la tecnología, la técnica, el saber… sin importar tanto la humanidad con el paciente y todos los valores adyacentes. Se oyen voces desde hace unos años en defensa del modelo psicosocial, ¿pero cómo llevarlo a la práctica si la estructura, entre otras, ciudadana, no se presta a ello? Tal vez estemos hablando de una revolución sanitaria inviable, pero si buscamos la excelencia es necesario ahondar en lo que supondría ofrecer todos los esfuerzos humanos al paciente, se trataría de crear vínculos, por ejemplo movilizándose, tal vez, el médico a los hogares más que el enfermo al hospital, tantas veces como sea necesario; repito que esto es impensable hoy en día, pero no es ninguna absurdez entendiendo lo muy perjudicial que es ingresar en un hospital para muchos pacientes a los cuales la iatrogenia involuntaria termina abocándoles en un círculo vicioso sin salida, la cual se concluye con depresiones, padecimientos innecesarios (infección nosocomial, sepsis, fracturas de cadera,…) o incluso la muerte. Para que esto pudiese ser posible sería necesaria una estructura diferente a la actual, donde el médico se encargara de visitar una serie de barrios que le fueran asignados previamente. Supondría esto recuperar el sentido estricto del “médico de cabecera”.
Por último, sólo me queda señalar la gran falta de centros de atención médica psíquica. Las demandas no sólo no están cubiertas, sino que además se trata de evitar el tema. La construcción de un nuevo hospital es una gran noticia, pero no parece ser así con centros de ayuda para enfermos mentales. Tener un familiar con un problema de este tipo sin poder encontrar ayuda para ello supone un gran estrés, una tragedia vivida al segundo, sin tener medios ni conocimientos para afrontarla. Debemos estar lejos de aquellas épocas en las que a los “locos” se les internaban en centros en los que se les maltrataba, pero no por ello renunciar al cuidado de estas personas, de las cuales bien podría decirse que son las más marginadas de la sociedad. Es tal vez esta, una carencia importantísima de casi todas las ciudades españolas.
Estudiante de Medicina"
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